sábado, 20 de julio de 2013

espacios de vida...



Y cuando salían por en medio de la hendidura de una gran navaja, anchos y delgaditos resbalando por la fina madera…. revoloteaban como medios rozados y medios rubios rizos…unos se extendían sin dejar de enrollarse y sin romperse,   y otros,  brincaban en pedacitos hasta formar todos un gran colchón sumamente livianito que al caer sobre él, pegabas al suelo porque no pesaba nada….de todos modos me gustaba tirarme sobre ellos, y que mi ropa se llenara de viruta y aserrín hasta que los brazos de mi padre con aquel olor que me daba calor y amor y sabor a aceite combinado con humo de cigarro y alcohol me levantaban como si no pesara nada y me sentaban sobre sus rodillas.  Al rato venía mi madre y me llevaba adentro a un cuarto  de piso fresco  que era el sótano de la casa que estaban construyendo arriba.  Me dejaba  sobre la cama siempre tendida con aquella colcha de muchos borditos que cuando dormíamos se nos quedaban pintados en la cara,  pero yo,  me bajaba al piso porque me encantaba jugar con  las cosas tiradas y encontrarme con mi hermano para meternos debajo de la estufa,  donde alguna vez cuando lo empuje se pegó porque ya no cabía abajo tan fácilmente como yo.

Mucho frío decían que estaba haciendo siempre pero yo no tenía nunca…será porque me cobijaban tan bien los brazos de mi madre que por cierto me encantaba estar ahí siempre...y mientras ella platicaba yo jugaba con los dedos de sus manos…los tenía tan presentes que ya tenía juegos especiales cada vez que estaba un ratito en su regazo...hasta que me soltaba de nuevo para hacer la cena o arreglar la ropa…dejándome en esa cama que había hecho mi papá cuando se casaron y que todavía la tiene en su recamara mi hermano de en medio.   Yo me ponía a llorar porque me encantaba que me volviera a coger en sus brazos y casi siempre que eso sucedía se ponía a bailar conmigo cantando una de sus hermosas canciones o rezando, y viendo la imagen de la virgen de Fátima que colgaba en medio de la pared,  enfrentito de nosotros,  pero la cama,  estaba pegada a la pared por un lado,  así que la virgen también estaba en la pared de un lado de la cama…..y así no podía tener yo frío.

Cuando pasó un poco de tiempo….ya no estábamos en el mismo cuarto porque mi padre había terminado de construir la casa arriba de ese sótano y era tan pero tan bonita y a mi me parecía que mi madre era feliz con esa casa.  Primero al llegar por la calle tenía al frente un hermoso jardín lleno de pompones, gardenias y margaritas grandes y de todos colores que formaban un gran cuadrado lleno todo bordeado por un cerquito de madera para protegerlas y que estaba un poquito mas alto de lo que las flores crecían y por en medio una puertecita y un caminito para poder entrar a la casa.
 Al terminar el jardín subías a un porche que era una banqueta alta cuadrada y enfrente una ventana y al lado derecho una puerta que daba a la sala.   Recuerdo tan bien cuando entramos la primera vez y estaba vacía…y decía mi mamá...aquí va a ir la sala…allá la recamara frente al baño y luego la cocina,  después del baño,  que tenia  un pequeño pasillo para quedar independiente.  De lo que no me acuerdo es de los muebles de la sala no se si hubo ni como eran pero si de la recámara….ahhh y …mi papá hizo un comedor hermoso con unos respaldos de lira que todavía adorna el comedor de mi casa aunque las liras ya se cambiaron porque se quebraron, pero de  sillones de sala no me acuerdo.  En esa tan agradable recámara siempre mi madre platicaba sentada y yo seguía en sus brazos jugando con sus dedos y su anillo de matrimonio y al bajarme de sus brazos ahora tenía otro gran juguete que era su maquina de cocer.  Ella siempre cocía y mientras yo estaba debajo de sus piernas,  muy cerquita de la banda que daba vuelta cuando pisaba un gran pedal,  donde a veces me sentaba para que me paseara. Siempre ella lo movía para cocer.  También jugaba  con los botones de todos los vestidos que había tenido y que luego los cambiaba y hacia otros vestidos.  Botones hermosos que eran mis juguetes favoritos y que ahora están todavía en la misma máquina, en la sala de la casa de  mi hermano mayor.

El caso es que a mi,  me gustó también mucho esa casa.  Ya después podía correr por todos lados y conocer a cada paso cosas nuevas que me llamaban mucho la atención aunque me ponía triste y me daban ganas de llorar,  porque no me dejaban hacer muchas cosas,  pues de repente,  me detenían cuando quería hacer algo y sobre todo no podía salir a la calle.   Allá enfrente,  teníamos unos amigos de mi hermano y lloré mucho una vez que se fueron a una fiesta y a mi no me llevaron todavía no se porqué.  Después de unos años ya podía salir a la calle y sobre todo los días de nieve,  corríamos por mi papa allá abajo para que viniera y pusiera una bandeja grande de lamina y la llenara de nieve limpia….a mi papa le gustaba hacernos monos de nieve y los hacía muy grandes casi de su tamaño...ahi nos duraba mucho tiempo y mientras cuando ya salía mi amigo Carlitos de la casa de enseguida,  empezábamos todos a jugar bolas de nieve …pero sí que dolían…no las debías apretar mucho para que no te golpearan fuerte pero había unos niños malos que las apretaban entonces,  te pegaban como si fueran piedras….nosotros no..Solo uníamos la nieve como nos enseñaba mi papá y nos tirábamos con ellas para que al caernos se desbarataran sobre nuestras chamarras gorras y guantes.

Cuando no había nieve teníamos un carrito de pedales rojo y otro que era como una caja de trailer pero de reja para jalar… además de un triciclo.  Yo me subía en el carro de rejitas para que me pucharan y me jalaran porque afuera de la casa estaba de subida hasta la esquina de la tienda de don Claudio…entonces nos íbamos a la tienda y desde allá nos veníamos a toda carrera hasta la casa…ya no seguíamos mas adelante porque para el otro lado de la casa estaba bajo y había una casa muy abajo a la altura del sótano pero ahí Vivian unos niños que siempre peleaban con nosotros entonces no nos acercábamos aunque siempre me provocaba el árbol de bellotas que se veía desde arriba.  En la cocina cuando lograba conseguir que mi mama me subiera a la ventana del lavaplatos nos sentábamos yo y mi hermano o si no nomas me asomaba mi mama en sus brazos para que viera allá a lo lejos Casi siempre unos papelitos volando en el cielo…muchas veces era propaganda que tiraban los aviones para anunciar algo pero otras veces parecían papelitos pero eran láminas de alguna casa que explotaba porque se prendía con el gas entubado y salían volando las láminas tan alto como los papelitos que e tiraban los aviones…..mira mijita me decía mi mama levantándome y recargándome sobre el lavaplatos ….allá ves esos papelitos….?






No hay comentarios: